(José Francisco de San Martín y Matorras; Yapeyú, hoy San Martín, Corrientes, Argentina, 1778 - Boulogne-sur-Mer,
Francia, 1850) Héroe de la independencia americana, libertador de Chile y Perú.
La singularidad del perfil heroico de José de San Martín
viene dada, más que por sus hazañas exteriores, por la
grandeza interior de su carácter. Pocos hombres públicos pueden
exhibir una trayectoria tan limpia en la historia de América:
habiendo alcanzado la máxima gloria militar en las batallas más
decisivas, renunció luego con obstinada coherencia a asumir
el poder político, conformándose con ganar para los pueblos
hispanoamericanos la anhelada libertad por la que luchaban.
Sus campañas militares cambiaron el signo de la historia
americana durante el proceso de descolonización acaecido a principios
del siglo XIX. A su lucidez estratégica se deben los
planteamientos militares que llevarían a la independencia de Chile y de
Perú,
centro neurálgico del poderío español cuya caída conduciría a la
de todo el continente. Si luego dejó en
manos menos nobles las extenuantes guerras civiles y partidistas
que acabaron por malbaratar los más bellos sueños de los patriotas,
fue por esa misma pureza y rectitud de principios. Achacoso,
postergado y ciego, San Martín moriría decentemente en su cama, en
un remoto rincón de Francia, cargado de honores y exonerado de
toda responsabilidad sobre el destino tortuoso de aquellas amadas
tierras
cuya independencia había ganado con el valor de su sable.
LA EMANCIPACIÓN DE AMÉRICA
Tras esta fulgurante carrera en el ejército español, y poco
después de estallar la revolución emancipadora en América,
San Martín, que había mantenido contactos con las logias
masónicas que simpatizaban con el movimiento independentista, reorientó
su
vida hacia la causa emancipadora. El sentimiento de su identidad
americana y su ideario liberal, desarrollado en el clima espiritual
surgido tras
la Revolución Francesa y en la lectura de los enciclopedistas e
ilustrados franceses y españoles, lo determinaron a contribuir a
la libertad de su patria.
Inició así una nueva etapa de su vida que lo convertiría, junto con Simón Bolívar, en una de las personalidades
más destacadas de la guerra de emancipación americana. Solicitó la baja en el ejército español y marchó primero
a Londres (1811), donde permaneció casi cuatro meses. Allí asistió a las sesiones de la Gran Reunión Americana, fundada
por Francisco
de Miranda, que fue la organización madre de varias otras esparcidas por América con idénticos fines: la independencia
y organización de los pueblos americanos.
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