James Watt
(Greenock, Reino Unido, 1736-Heathfield Hall,
id., 1819) Ingeniero escocés. Estudió en la Universidad de Glasgow y
posteriormente (1755) en la de Londres, en la que sólo permaneció un año
debido a un empeoramiento de su salud, ya quebradiza desde su infancia.
A su regreso a Glasgow en 1757, abrió una tienda
en la universidad dedicada a la venta de instrumental matemático
(reglas, escuadras, compases, etc.) de su propia manufactura. En la
universidad tuvo la oportunidad de entrar en contacto con muchos
científicos y de entablar amistad con Joseph Black, el introductor del
concepto de calor latente. En 1764 contrajo matrimonio con su prima
Margaret Miller, con la que tuvo seis hijos antes de la muerte de ésta,
nueve años más tarde.
Ese mismo año (1773) observó
que las máquinas de vapor Newcomen desaprovechaban gran cantidad de
vapor, y en consecuencia, una alta proporción de calor latente de cambio
de estado, susceptible de ser transformado en trabajo mecánico. En 1766
diseñó un modelo de condensador separado del cilindro, su primera y más
importante invención, que permitió lograr un mayor aprovechamiento del
vapor, y mejorar de este modo el rendimiento económico de la máquina.
Esta mejora constituyó un factor determinante en el avance de la
Revolución Industrial.
En 1768 se asoció con John Roebuck para construir su
propio modelo de máquina de vapor, que patentó un año más tarde. Tras la
quiebra de Roebuck en 1772, se trasladó a Birmingham dos años más tarde
para compartir la explotación de su patente con Matthew Boulton,
propietario de Soho Works, y con ello se inició una colaboración que se
mantuvo por espacio de veinticinco años. En 1776 contrajo segundas
nupcias con Ann MacGregor, quien le dio dos hijos más.
Entre
otras importantes mejoras en las máquinas de vapor se le deben la
máquina de doble efecto, cuyos pistones suben y bajan alternativamente
(patentada en 1782), el regulador de fuerza centrífuga para el control
automático de la máquina y, en 1784, el paralelogramo articulado, una
disposición de rodetes conectados que guían el movimiento del pistón.
En
1785 ingresó formalmente en la Royal Society londinense. Aunque el
éxito económico de sus invenciones fue rotundo, a partir de 1794 se fue
distanciando paulatinamente de la actividad industrial. Así mismo, fue
miembro de la Lunar Society de Birmingham, integrada por un grupo de
científicos y escritores promotores del avance del arte y la ciencia.
LA MÁQUINA DE VAPOR
Una máquina de vapor es un motor de combustión externa que transforma la energía térmica de una cantidad de agua en energía mecánica. En esencia, el ciclo de trabajo se realiza en dos etapas:
- Se genera vapor de agua por el calentamiento en una caldera cerrada herméticamente, lo cual produce la expansión del volumen de un cilindro empujando un pistón. Mediante un mecanismo de biela - manivela, el movimiento lineal alternativo del pistón del cilindro se transforma en un movimiento de rotación que acciona, por ejemplo, las ruedas de una locomotora o el rotor de un generador eléctrico. Una vez alcanzado el final de carrera el émbolo retorna a su posición inicial y expulsa el vapor de agua utilizando la energía cinética de un volante de inercia.
- El vapor a presión se controla mediante una serie de válvulas de entrada y salida que regulan la renovación de la carga; es decir, los flujos del vapor hacia y desde el cilindro.
El motor o máquina de vapor se utilizó extensamente durante la Revolución Industrial, en cuyo desarrollo tuvo un papel relevante para mover máquinas y aparatos tan diversos como bombas, locomotoras, motores marinos, etc. Las modernas máquinas de vapor utilizadas en la generación de energía eléctrica no son ya de émbolo o desplazamiento positivo como las descritas, sino que son turbomáquinas; es decir, son atravesadas por un flujo continuo de vapor y reciben la denominación genérica de turbinas de vapor. En la actualidad la máquina de vapor alternativa es un motor muy poco usado salvo para servicios auxiliares, ya que se ha visto desplazado especialmente por el motor eléctrico en la maquinaria industrial y por el motor de combustión interna en el transporte.
Máquina de vapor en funcionamiento. Por la flecha roja a la izquierda entra el vapor calentado, la válvula inmediata se puede cerrar para detener la máquina —dependiendo de la presión—. Por la flecha azul derecha sale el vapor ya pasado el circuito. |
En la máquina de vapor se basa la Primera Revolución Industrial
que, desde fines del siglo XVIII en Inglaterra y hasta casi mediados
del siglo XIX, aceleró portentosamente el desarrollo económico de muchos
de los principales países de la Europa Occidental y de los Estados Unidos. Solo en la interfase que medió entre 1890 y 1930 la máquina a vapor impulsada por hulla dejó lugar a otros motores de combustión interna: aquellos impulsados por hidrocarburos derivados del petróleo.
Muchos han sido los autores que han intentado determinar la fecha de
la invención de la máquina de vapor atribuyéndola a tal o cual inventor;
intento que había sido en vano, ya que la historia de su desarrollo
estaba plagada de nombres propios. Desde la recopilación de Herón hasta
la sofisticada máquina de James Watt, son multitud las mejoras que en Inglaterra y especialmente en el contexto de una incipiente Revolución Industrial
en los siglos XVII y XVIII condujeron sin solución de continuidad desde
los rudimentarios primeros aparatos sin aplicación práctica a la
invención del motor universal que llegó a implantarse en todas las
industrias y a utilizarse en el transporte, desplazando los
tradicionales motores, como el animal de tiro, el molino o la propia fuerza del hombre. Jerónimo de Ayanz y Beaumont,
militar, pintor, cosmógrafo y músico, pero, sobre todo, inventor
español registró en 1606 la primera patente de una máquina de vapor
moderna, por lo que se le puede atribuir la invención de la máquina de
vapor. El hecho de que el conocimiento de esta patente sea bastante
reciente hace que este dato lo desconozca la gran mayoría de la gente.
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